A P I E   I n f o r m a

Boletín periódico bimensual | Número 04 - Abril de 2009
¿Los científicos e investigadores argentinos son un lujo o una necesidad para nuestro país?

Hay que considerar que para el adelanto de una economía en los próximos decenios, una importante clave del éxito es y será la formación y calificación de los recursos humanos.
Sin invertir en investigación no puede haber crecimiento. El avance del sistema científico y el desarrollo económico se alimentan mutuamente.

Es necesario que el gobierno y la sociedad valoren su actividad. Siempre ha prevalecido la contención del gasto público y a cualquier precio.
Normalmente la estrategia antiinflacionaria se ha centrado en eliminar el desequilibrio presupuestario, entre otros y consecuentemente, en Ciencia y Tecnología.

Debemos considerar que para el adelanto de una economía en los próximos decenios, mucho más en el marco de la globalización y de la crisis global que azota al mundo, fuera de ciertas medidas que se deben tomar-que no es motivo del presente informe- una importante clave del éxito es y será la formación y calificación de los recursos humanos.
Al promulgarse la Ley de Educación, se planteó para Ciencia y Técnica un crecimiento presupuestario ascendente y escalonado, que alcanzaría a esas erogaciones al equivalente del 1% del PBI, en el año 2010. Partimos de un nivel muy bajo: 0,41% como promedio anual durante el período 2000-2005.
Brasil, que comenzó en 2000 con 0,67% del PBI, terminó con 1,2% en el año 2007, pretendiendo alcanzar el 1,5% para el 2010. En este país el sector privado, conjuntamente con el sector público, encaran la función inversora, con un espíritu nacional.
El escenario argentino es totalmente distinto, pues de las 500 grandes empresas, 380 son extranjeras, consecuencia hay fuerte importación de bienes sofisticados, de sus países de origen y no hay mayor interés en invertir en investigación técnica científica.

Un primer paso se ha dado con la creación de un Ministerio Nacional de Ciencia y Tecnología, pero a continuación, dotar de los recursos necesarios para cumplir con los requerimientos necesarios para un desarrollo tecnológico propio del país, no son los adecuados. Lo representa el Presupuesto Nacional 2008, y el objetivo trazado para el año 2010.
Lo expresado y la fijación de un programa que contemple los objetivos del mismo, la determinación de los nichos más competitivos a encarar, las prioridades para un plan de mediano y largo plazo, son las crearán confianza en el futuro. Solo esto promoverá el regreso de nuestros científicos a nuestra Patria.

Recursos humanos

Según Lester  Thurow, quién fue Decano de la Facultad Sloan de Administración del Massachussets Institute of Technology (MIT), en una de sus publicaciones, expresa “que en todos los países desarrollados se coincide que las más importantes industrias, que serán las de punta y que asegurarán el mejor nivel de vida de sus habitantes son: microelectrónicas, biotecnología, nuevas industrias basadas en la ciencia de los materiales, telecomunicaciones, aviación civil, la robótica, las máquinas herramientas, los ordenadores más el software y la nanotecnología. Estas son las ocho industrias básicas (algunos economistas polemizan si son éstas u otras) de las futuras décadas. Todas dependen de la inteligencia humana, es decir, en la actualidad y para los próximos años la ventaja comparativa por excelencia será la creación humana”.

No hay tecnología sin desarrollo de habilidades. Estas no se concretarán sin educación, tanto a los destinados a la Universidad como a los que no irán a ella. Ese autor anticipa que se desnivelará la competencia económica mundial a favor de quién logre una mayor y mejor calificación masiva de su mano de obra.

Dentro de la oferta educativa, la calidad y contenido de la enseñanza, la capacidad para incorporarle una actualización permanente a la altura de circuitos productivos cada vez mas sofisticados, será crucial para el futuro de Argentina.

APIE, en Junio de 1973, decía: “En nuestro país, el mantenimiento de un esquema educativo universitario de origen liberal, hace centro en un grupo de profesiones ‘tradicionales’, sin promover ni garantizar el estudio de nuevas áreas que constituyen la avanzada de la ciencia moderna y lleva a una dependencia que nos convierte en compradores de tecnología”. Vale decir, somos exportadores de cerebros e importadores de tecnología y ciencia, cuando justamente en los cerebros al servicio del país está la clave.

De regreso al pago científico

Con este título, La Voz del Interior del 22-02-2009, con la participación de Lucas Viano, periodista del mencionado matutino, encaró un artículo de particular e importante contenido, que denomina “Plan retorno de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC)”.
Trata del regreso de cuatro científicos desde el exterior a nuestra ciudad.
Son: Mauro Valente (Física Médica); Verónica Marconi (Nanociencias); Ricardo Pautassi (Adicciones) y Eduardo Garbarino-Pico (Biología).

Expresa el artículo: “La UNC está dispuesta a inyectar ciencia de frontera en sus laboratorios. Para ello está llevando a cabo un programa para repatriar una veintena de investigadores argentinos que trabajan en el exterior en áreas prioritarias. Son científicos hiper especializados en neurociencias, nanociencias, ingeniería electrónica y química, informática, ecología y ordenamiento territorial”. Y más adelante: “De los veintiséis investigadores que la UNC planea repatriar ya regresaron seis. Todos empezarán una línea de investigación novedosa para Córdoba y formarán Recursos Humanos a través de becas doctorales que también forman parte del Programa”.

Felicitamos a los que volvieron y esperamos que los otros veinte –del plan propuesto por la UNC- regresen cuanto antes. “La oferta (que se les ofrecen) parece tentadora, pero desde la Secretaría de Ciencias y Tecnología de la UNC confiesan que no es fácil convencer a los investigadores de retornar a su pago científico”.

Realidad y Propuestas

La creación científica generó en 2005, ingresos por u$s 809 millones, en Brasil fue diez veces mayor. Por licencias foráneas, su uso determinó un gasto de u$s 571 millones. En 2004 se registraron 3816 patentes extranjeras y solo 786 nacionales.
Actualmente hay (año 2007), 7000 científicos y técnicos de primer nivel en todo el mundo. El los últimos cuatro años retornaron 357; en igual período los que se fueron triplican esa cifra. La perspectiva no es para nada alentadora.

 En conclusión, hay algunas ideas que hay que defender a toda costa:

  • Sin invertir en investigación no puede haber crecimiento. El avance del sistema científico y el desarrollo económico se alimentan mutuamente.
  • El arma más importante para la conquista de nuevos mercados de mayor influencia sobre los otros países es la herramienta científico-tecnológica, y principalmente sus creadores, los investigadores.
  • De aquí se deduce la importancia capital de promover plenamente y con los recursos necesarios y suficientes el regreso de la innumerable cantidad de científicos argentinos que desarrollan investigaciones básicas y aplicadas en todo el mundo.
  • Hoy se admite que, en la competencia internacional, tiene más valor para un país el conocimiento científico que sus recursos naturales, el capital, o la mano de obra barata.

Esto, sin duda abre un importantísimo interrogante sobre el futuro de nuestro país.

Ing. Luis Chernicoff

 

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